El 50% de las personas afectadas por el síndrome de Down han conseguido completar los estudios de la ESO o los módulos formativos obligatorios de los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI).
Se trata de un gran avance en el nivel de los estudios de estas personas ya que en el año 1999 más del 50% de estas personas mayores de 16 años no sabía leer ni escribir.
Estas son algunas de las conclusiones del ‘Estudio sobre Salud y Calidad de Vida desde la Discapacidad Intelectual’, el primer estudio socio-sanitario sobre la realidad del colectivo de personas con este síndrome y su entorno familiar. En él han colaborado la Fundación Educación para la Salud (Fundadeps) del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, junto con el apoyo de Down España y el patrocinio de la Fundación Sanitas.
A la presentación de este informe ha acudido la secretaria general de Política Social, Isabel Martínez, quien ha considerado el estudio como la “primera radiografía importante” sobre cómo viven y piensan estas personas y en el que se ha incidido en otro dato positivo: la esperanza de vida de aquellos que sufren esta incapacidad ha avanzado en las últimas décadas hasta situarse cerca de los 60 años.
“Los síndrome de Down envejecen en nuestro país. Por primera vez tenemos síndrome de Down mayores y eso es muy importante porque es el mayor éxito de todas las políticas públicas que se han desarrollado a favor de la calidad de las personas con discapacidad intelectual”, ha afirmado Martínez.
Satisfechos con su salud
La causa de este avance hay que buscarla en la mejora que se ha producido en las últimas dos décadas en la atención sanitaria, sobre todo en lo que se refiere a la medicina preventiva y al sistema de cardiología, pero también en la actitud de la sociedad que según María Sáinz, directora de este estudio, “se ha abierto a la diferencia”.
Prueba de este aumento en la esperanza de vida es que el estudio, realizado a partir de un cuestionario a un total de 868 personas de entre 16 a 51 años con este síndrome y 709 familiares.
Estos datos destacan junto a los referidos a la educación, que confirman, según Martínez, un avance en la integración social, como lo hacen también las cifras referidas al empleo.
El 25% de los encuestados cuenta con un empleo remunerado en una empresa ordinaria y el 80% de ellos están satisfechos de lo conseguido y “muy contentos” con su actividad laboral.
Además, la gran mayoría de estas personas (94%) están contentas con su salud y su imagen personal, llevan hábitos saludables, juegan a los videojuegos y ven la televisión, aunque sólo el 60% realiza alguna actividad física.
No se aburren, pasan gran parte de su tiempo en las asociaciones a las que están afiliadas y más del 50% pasa la mayoría de su tiempo con otras personas con el síndrome.
La mayoría dice que tienen un grupo de amigos, que están satisfechos con lo que tienen y poseen recursos suficientes para afrontar con relativo éxito su vida cotidiana, aunque en ciertos aspectos carecen de autonomía suficiente y aún precisan de la ayuda de tercero.
Pero hay un dato que angustia a las familias: al 36,4% de los encuestados con síndrome de Down les preocupa quedarse solos sin sus padres o tutores.
Por ello, el horizonte de trabajo está en promover su autonomía personal, la de aquellos que, como ha señalado la vicepresidenta de Down España, Ángeles Agudo, tienen que hacer un esfuerzo por “demostrar de lo que son capaces y lo que son”, y de ahí que “se merezcan envejecer y con salud”.